"¡Eddie Barzoon! ¡Eddie Barzoon! ¡Ja! Lo
apoyé en dos divorcios, en una rehabilitación de cocaína y con una secretaria
embarazada. Una criatura de Dios ¿No? La
criatura especial de Dios. ¡Ja! Y se lo advertí, Kevin, se lo advertí
en cada paso del camino; viéndolo
rebotar como pelota, como un juguete de cuerda, como 120 kilos de avaricia sobre
ruedas. Los próximos mil años están a la vuelta de la esquina, Kevin. Eddie Barzoon, obsérvalo bien, porque
es la viva imagen del próximo milenio. Esta gente, no es ningún misterio de
dónde viene.
Tú agudizas el insaciable apetito humano al punto en que puedes dividir átomos con tu deseo, construyes egos del tamaño de catedrales y conectas al mundo por fibra óptica en cada leve impulso del alma. Pules hasta los sueños más tontos con fantasías doradas de color verde dólar, hasta que cada humano se convierte en un emperador aspirante. ¡Se convierte en su propio Dios! ¿Y a dónde partes desde allí? Y mientras reñimos al hacer un trato y otro ¿Quién tiene el ojo en este planeta? El aire se espesa y el agua se avinagra, hasta la miel de las abejas toma ese sabor metálico de radioactividad y se acelera el ritmo más y más. No hay oportunidad de pensar ni de prepararse, se compran futuros y se venden futuros ¡Cuando no hay un futuro! Tenemos un tren desbocado y tenemos a un millón como Eddie Barzoon corriendo hacia su futuro. Todos tratando de comerse como locos el ex-planeta de Dios para después limpiarse las manos mientras tocan sus prístinos teclados cibernéticos ¡Todo para sumar sus horas cobrables! Y que después acierte en el blanco. Tienes que pagar tu parte Eddie, es un poco tarde para salirte del juego. Tu estómago está lleno, tus ojos demasiado rojos, estas cansado de tirar y gritas para que alguien te ayude, pero ¿Adivina qué? ¡Nadie te ayuda! Estás solo, Eddie ¡Tú, criatura especial de Dios!
Tal vez es verdad. Tal vez Dios tiró los dados una vez de más. Tal vez nos defraudó a todos."
Tú agudizas el insaciable apetito humano al punto en que puedes dividir átomos con tu deseo, construyes egos del tamaño de catedrales y conectas al mundo por fibra óptica en cada leve impulso del alma. Pules hasta los sueños más tontos con fantasías doradas de color verde dólar, hasta que cada humano se convierte en un emperador aspirante. ¡Se convierte en su propio Dios! ¿Y a dónde partes desde allí? Y mientras reñimos al hacer un trato y otro ¿Quién tiene el ojo en este planeta? El aire se espesa y el agua se avinagra, hasta la miel de las abejas toma ese sabor metálico de radioactividad y se acelera el ritmo más y más. No hay oportunidad de pensar ni de prepararse, se compran futuros y se venden futuros ¡Cuando no hay un futuro! Tenemos un tren desbocado y tenemos a un millón como Eddie Barzoon corriendo hacia su futuro. Todos tratando de comerse como locos el ex-planeta de Dios para después limpiarse las manos mientras tocan sus prístinos teclados cibernéticos ¡Todo para sumar sus horas cobrables! Y que después acierte en el blanco. Tienes que pagar tu parte Eddie, es un poco tarde para salirte del juego. Tu estómago está lleno, tus ojos demasiado rojos, estas cansado de tirar y gritas para que alguien te ayude, pero ¿Adivina qué? ¡Nadie te ayuda! Estás solo, Eddie ¡Tú, criatura especial de Dios!
Tal vez es verdad. Tal vez Dios tiró los dados una vez de más. Tal vez nos defraudó a todos."
John Milton. "El abogado
del diablo"
El mejor diálogo de la película.
ResponderEliminarPerfecto
ResponderEliminarno mentira falta la otra parte en cual Dios cloca las reglas encontraposicion esa parte es un lujo
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