viernes, 28 de febrero de 2014

Victims of a down

Anochece en las desiertas calles de Nueva York,
Un lugar donde una colisión de vida y muerte se reúnen
Detrás de una oscura callejuela,
Un grito se oye
Pero nadie lo escuchó,
Ni un humano, ni siquiera un pájaro
El reloj está dando la medianoche
Hace frío y está mojado,
Una sombra de amantes caídos,
Una imagen de muerte que no puedes olvidar
El frío suelo está teñido de rojo,
Un charco de sangre donde ella se encuentra
Su vida entera está pasando ante sus ojos,
Ella gana conciencia,
Una desenfundada lágrima
No puede sentir nada,
El dolor adormecedor y el miedo
Junto a su cuerpo sangriento,
Su amante mira silenciosamente las estrellas
Sus heridas y desgarradas cicatrices
Anhelan el toque de la lluvia
Sus ojos se cierran lentamente,
Y luego los abre de nuevo
Pero su deseo queda sin ayuda
Como el cielo es negro sin nubes
El corazón de la chica palpita débilmente,
La verdad está allí en voz alta
Alguien les robó e hirió a ambos
La chica podría haber muerto,
Si el chico no hubiera salvado su vida
Pero sus últimas palabras son perforadoras,
Rasgando su alma como un cuchillo
“Aunque traté de salvarte,
Estamos a punto de morir
Es voluntad de Dios,
Nena, por favor no llores
Estamos en Sus manos ahora,
Tan en el infierno como le plazca
Sarah, quiero besarte”
Su dolor trata de calmarse
Sarah esta débil,
Su estómago está desgarrado
Llora por una sola razón,
Su pequeño bebé que nunca nacerá
“Sarah” susurra el chico
“¿Estás muerta?”
Pero los ojos de Sarah están fijados en el cielo,
Su mente rechaza lo que él acaba de decir
Ahora su hijo está muerto,
Por el atajo que ellos tomaron
“Llegaremos más rápido al médico”
Dijo el chico, el truco más antiguo del libro
Ella habría dado su vida para salvar al bebé
Ahora está muerto,
Y ella no tiene vida para dar
Nunca esperó morir a los dieciséis años,
Celebró el futuro en su mano
Ahora ella dejó de respirar,
Pensando en su hijo, su vida terminará.



-Daron Malakian

Las vírgenes suicidas: Análisis. Spoilers!

"Coleccionábamos todo lo que podíamos de ellas. Las Lisbon no salían de nuest ras mentes pero empezaban a borrarse. El color de sus ojo...